Hablar y escuchar
de “La oración de la rana”, de Anthony de Mello
Un anciano solía permanecer inmóvil durante horas en la iglesia. Un día, un sacerdote le preguntó de qué le hablaba Dios.
— Dios no habla. Sólo escucha — fue la respuesta.
— Bien… ¿y de qué le habla usted a Dios?
— Yo tampoco hablo. Sólo escucho.
Tomado de: Cuentos con luz propia
No hay comentarios.:
Publicar un comentario