18 septiembre 2010

Bicentenario de Chile


Yo, desde hace dos meses (hago este trabajo con mucho adelanto) tenía preparado un lindo poema para el bicentenario, no porque sea patriota ni nada asi, pero la poesia chilena me gusta.

Pero, la verdad, las cosas están peor que nunca, no hay nada que festejar. Y a pesar, de que yo hoy estaré comiendo y emborrachándome, no será en honor a cómo estamos llevando a este país. Así que cambio la linda poesía por el repudio, como solo sabe expresarlo Pedro Lemebel:

A VERGÜENZA DEL VIL CENTENARIO

Son tantos días que llevan mis hermanos mapuches en huelga de hambre, y este país glotón saciándose con sus asados de fiestas patrias, con sus banquetes por el vil centenario, por las reuniones de mantel largo que se les dará a las visitas imperiales que vienen a degustar el salmón al pil pil , el guachalomo frufrú o las papayas con albaca que les ofrecerá la presidencia de la derecha.

La vergüenza es un manjar amargo que se masca y cuesta tragar, más aun cuando se sabe que un grupo de mapuches en el sur del país se niegan a probar bocado en señal de repulsa frente a la injusticia. En señal de protesta por la maldita ley antiterrorista que los tiene encarcelados y se les aplicó por defender sus derechos ancestrales. Una vez mas el pueblo mapuche es agredido en su propia tierra. Y digo “propia” porque estoy hablando de sus praderas verde olivar, de sus lomajes azules, amarillos, rosados que pinta el tornasol de las flores que en esta época acuarelan el paisaje sureño donde antaño la raza indómita miraba los amaneceres sin lentes de sol.

Resulta vergonzoso saber que este grupo de personas permanece encarcelado solo por manifestarse contra el yugo cultural impuesto. Y que hacer con esta rabia cuando vemos que los medios de comunicación casi no informan de esta protesta que puede terminar con algún comunero muerto por inanición. Algunos de ellos tienen mareos y casi no se sostienen en pie. Nadie se preocupa tanto, y las autoridades y ministros faranduleros se hartan de comistrajos finos en los banquetes de palacio, cual obesos budas de la verborragia. Ojala les de colitis, una diarrea putrefacta que los arrastre por el water hasta el mismísimo mar. Y ni aun así se les borra la sonrisa hipócrita que lucen para las cámaras. Ni aun así dejan de masticar sus discursos entre canapé y canapé. Comen y comen y se comen a si mismos en la degustación mezquina de sus manjares y exquisiteces. Comer y cagar es su dieta para no saber que el grupo mapuche se niega a probar bocado, como si este gesto fuera un negarse a negociar, como si este gesto de mudez se negara a asumir el lenguaje del conquistador. “La porfía silencio es el estandarte de un pueblo que no le dio entrevistas a la historia”. No es el que calla otorga, aquí no hay nada que otorgar ni tranzar.

Viene el 18 de septiembre, y todos se preparan para la gran cena del bicentenario. Con empanadas de pavo o faisán, con asado de filete, mejor pescado, dice la ministra cuica tocándose la cintura de mosca, mordiendo apenas una aceituna rellena de anchoas. Mientras allá en el lluvioso sur las bocas cerradas de la tierra agonizan en su huelga de hambre. El invierno se termina, cae la ultima llovizna en la capital, también ruedan opacos lagrimones por la mejilla rugosa de una abuela machi. Llego de improviso la primavera, millones en fuegos artificiales para el vil centenario, vemos jirones de luces a lo Hollywood desde La Moneda. A los comuneros mapuches les enrejaron el cielo. Un estremecimiento de tripas marcará este dieciocho. La carne se quema en la parrilla, el vino blanco con chirimoya se entibia por
el calor. El vahído de una nausea ancestral distorsiona el himno patrio que se escucha en casi todos los hogares chilenos.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

No es para polítizar el asunto,pero es muy fácil culpar a las actuales autoridades por lo que pasa con estos comuneros, pero miremos un par de meses antes cuando en el gobierno anterior, la concertación aplicó la ley antíterrorista a estos mapiches, y a muchos otros,gobiernos que aún siendo malloria en las 2 cámaras no tuvieron la voluntad política de hacer algo, yo no digo que la aplicación de esta ley antíterrorista sea la adecuada, pero su vamos a culpar a alguien, culpemos a toda la clase política por lo que pasa, a toda la gente que dejó que estas cosas pasarán y que recién hoy en día de alzan con la causa mapuche por qué está de moda. Si culpamos A alguien culpemonos nosotros mismos por dejar que estas cosas pasarán y no seamos tan cobardes de ocultarnos tras una capucha o una escopeta hechiza o una onda o cualquier cosa que oculte nuestra voz que. Y seamos lo suficientemente civilizados como para discutir y no combatir

pollo4 dijo...

Primero, estoy muy de acuerdo contigo en que este no es un asunto del gobierno actual, es una responsabilidad como pais. Por eso es que no hay nada que festejar.
Segundo, si se hubieran dado espacios para discutir no se habría forzado a las personas a combatir. Combatir fue la ultima opción contra la injusticia, la agresividad irracional por parte del gobierno y el bloqueo mediático.

Anónimo dijo...

Puede sonar con un dejó de fíaceminación, pero que quede claro que no es así, chile no es sólo el pueblo mapiche, somos muchos más y estamos felices por el bicentenario de chile, que el pueblo mapuche tenga que reivindicar lo que por derecho es legítimo, no me quita mi derecho a festejar, tal como la muerte de mis abuelos no me llevan a dejar de festejar mi cumpleaños, es injusto culpar a quienes no tienen culpa del conflicto mapuche y enrostrarles que featejen el bicentenario. El que quiera festejar bien y el que quiera sumarse a la lucha mapuche bien también, tenemosLa gracia de poder disfrutar del libre albedrío y eso me lleva a vivir el bicentenario como yo estime que sea conveniente y si los comúneros creen que la mejor manera de luchar es con una huelga de hambre, es su manera, nadie los obliga ni les ponen una pistola en el pecho para que lo hagan. Es su desicio

pollo4 dijo...

Me parece que el sentido de "país" acompaña inevitablemente a la idea de celebrar el "bicentenario". Por lo tanto, si como país nos encontramos divididos y si una parte de Chile, su historia, su cultura, su gente, se encuentra bajo amenaza y persecución discriminatoria, me parece que es un buen motivo para cuestionarse la celebración. Y en este caso, chileno anónimo, te equivocas, si se les ha puesto una pistola en el pecho que los ha obligado a esta huelga, es decir, a que no les quede otra alternativa.
Además, ¿200 años de independencia de qué? ¿De qué es independiente Chile?

PD: fíaceminación no es una palabra.

Anónimo dijo...

Perdón por la falta de ortografía, el texto predictivo del celular a veces juega una mala pasada, era discriminación. Por eso aparecen acentos en palabras que según su contexto no debieran llevarlo ej "dejó" cuando era dejo.